Desarrollo competitivo y economías nacionales

Desarrollo competitivo y economías nacionales

Todas las naciones han pasado y siguen pasando actualmente por sus propios procesos de desarrollo y crecimiento económico. Como se ha visto en la mayoría de los países, los recursos naturales siempre han sido presentados como puntos de partida para el génesis del desarrollo de una economía, elemento clave para el desarrollo competitivo nacional, desde la teoría de la ventaja comparativa esbozada por David Ricardo hasta nuestros días.

El desarrollo de la competitividad

Las economías nacionales –al igual que los centro industriales y los clusters-, presentan una dinámica particular, con un desarrollo histórico propio. Dicho proceso de desarrollo se da en fases que son producto de la posición de la nación frente a la ventaja comparativa internacional. Porter (1990) describe 4 fases características del desarrollo competitivo basadas en un factor dominante que impulsa la situación actual de la competencia.

  • Primera fase: la competitividad es exclusivamente impulsada por los factores de producción, esto marca el comienzo de la competencia pues el sector no se ha desarrollado en la región y dependen únicamente del uso y aprovechamiento correcto de recursos simples.
  • Segunda fase: es impulsada por la inversión sectorial, en este momento se ha definido un producto mediante la retroalimentación del mercado, incrementándose la inversión y dando paso a las economías de escala.
  • Tercera fase: la competitividad nacional es impulsada por la innovación producto de la rivalidad entre firmas, en esta fase el mercado está sólidamente establecido y se busca la ventaja competitiva mayoritariamente a través la reducción de costos y la mejora cualitativa del producto. No solamente se imita la tecnología sino que se crea, se innova. La competencia se da en un mayor número de segmentos sectoriales marcadamente diferenciados.
  • Cuarta fase: impulsada por la riqueza, es conducente al declive de la ventaja competitiva y del sistema dinámico que representa el diamante de Porter, como consecuencia de los incentivos generados por la riqueza una vez rebasadas las tres etapas anteriores. Este declive es el resultado del desincentivo a la competitividad interna entre las firmas, que hace mermar la innovación. La fusión de firmas sintomática de esta etapa, es una muestra de la tendencia a la reducción de la rivalidad y, por consiguiente, de la innovación, misma que queda desplazada por inversiones meramente financieras. En esta etapa, se empieza a dar importancia al Estado de bienestar. Porter, cita como ejemplo de esta etapa a Inglaterra, país cuya economía –según Porter-, alcanzó esta etapa tempranamente.

Estas etapas nos presentan una clara analogía de las etapas de desarrollo de W. Rostow, quien precisamente, categoriza desde un punto de vista historiográfico, las etapas de crecimiento de una Inglaterra desde la revolución industrial, hasta nuestros días.

El papel del Gobierno en el desarrollo competitivo

El papel gubernamental e institucional también es considerado como un factor directamente influyente en el desarrollo competitivo que bien pudiese estimular o ralentizar el proceso de desarrollo. Porter (1994) considera que las políticas públicas deben ser cónsonas con las necesidades de los sectores productivos. Asimismo, explica que si las opciones políticas del gobierno y las estrategias de las empresas no se adaptan a medida que progresa la economía, habrá un claro impedimento y anquilosamiento en el crecimiento económico.

Porter hace énfasis en este último punto, pues describe que el proceso de cambio entre fases del desarrollo económico debe ser dinámico y vigoroso para cambiar adecuadamente pues un mayor número de empresas en el sector podrán percibir el cambio y tomar acciones adecuadas. El diamante de Porter, es un sistema dinámico de cuya sinergía el crecimiento es el producto. Finalmente, los cambiantes mercados siempre presentarán desafíos para alcanzar la prosperidad económica, pero está en la fuerza de los hombres el tomar las riendas y construir las economías que forjarán el futuro.

Bibliografía

Porter, Michael (1991). La ventaja competitiva de las naciones. Buenos Aires: Javier Vergara Editor S.A.