Nueva Gestión Pública
gestión pública

La Nueva Gestión Pública

La Nueva Gestión Pública (New Public Management, NPM) es un sistema de gestión y desarrollo que se utiliza en las empresas, los organismos y los países en su totalidad. Este sistema hace hincapié en el concepto de que las ideas utilizadas en el sector privado deben tener éxito en el sector público. La discusión e investigación en este campo de los sistemas económicos y políticos de varios países han ayudado a modernizar el sector y las políticas públicas en un espectro global.

Este concepto nació en la década de los noventa y que apela a la economía de mercado para mejorar la gestión pública incorporando su dinámica e intereses. En general es vista como un medio más eficiente para alcanzar un mismo producto o servicio; Sin embargo los ciudadanos son vistos como clientes y los servidores públicos tienen el título de Administrador Público. La NPM intenta realinear la relación entre los gestores de expertos y sus superiores políticos que hacen una relación paralela entre los dos.

Las primeras prácticas de esta forma de gestión pública inspirada en el espíritu emprendedor bajo la influencia de la Primer Ministro de esa época, Margaret Thatcher y fueron continuadas por su sucesor.

La Nueva Gestión Pública es a menudo comparado erróneamente con la Nueva Administración Pública. El movimiento ‘Nueva Administración Pública’ fue establecido en los EE.UU. durante la década de 1960 y principios de 1970. A pesar de que puede haber algunas características comunes, los temas centrales de los dos movimientos son diferentes. El objetivo principal del movimiento de la Nueva Administración Pública era llevar la administración pública académica en línea con una agenda igualitaria radical que era influyente en los campus universitarios de Estados Unidos. Por el contrario, el énfasis del movimiento de la Nueva Gestión Pública, menos una década más tarde, estaba firmemente basada en un ambiente empresarial en el sentido de que se hizo hincapié en la diferencia de que la administración puede y debe aportar la calidad y eficiencia a los servicios públicos. Se centra en las funciones de producción de servicios públicos y en las cuestiones operativas en contraste con el enfoque en la responsabilidad pública.

La Nueva Gestión Pública es opuesta al ideal de las maximizaciones constantes de presupuesto, cuando en su lugar se busca la eficiencia de los recursos disponibles. Este enfoque, aunque no es nuevo, ha tardado en globalizarse e implementarse en todas las esferas del Estado.

Al ser el Estado un proveedor primario de servicios en muchos países con un fuerte enfoque hacia lo público, el enfoque de la Nueva Gestión Pública se convierte en un concepto adecuado a tener en cuenta. Sus propuestas principales parten de la descentralización, la desregulación y la delegación.

Administrar para el éxito

El modelo tradicional de la administración pública pone su mayor énfasis en el cumplimiento de la misión y la rendición de cuentas por los recursos. Una característica distintiva del modelo tradicional es su énfasis retórico en la eficiencia. Pero la eficiencia es muy difícil de medir, y tal vez el valor retórico de la eficiencia es tan alto porque es muy difícil de medir objetivamente. A un nivel micro, por supuesto, la eficiencia puede ser juzgado en el tiempo (por ejemplo, una mayor producción de los mismos recursos que el año pasado) o en comparación con una unidad similar de producción de bienes comparables. Sin embargo, en los niveles superiores de generalidad, por ejemplo, a nivel de programa, no existen medidas ampliamente aceptadas de eficiencia. Así, una de las medidas más comunes de la producción estatal es el de los recursos utilizados, es decir, los insumos.

Sin la disciplina de un sistema de mercado que se supone debe calcular el valor de los bienes y servicios producidos en el sector privado, es difícil determinar el valor económico de los bienes y servicios producidos por los gobiernos. La decisión de producir bienes públicos es una opción política de las autoridades políticas. La definición de los bienes públicos incluye a aquellos bienes y servicios que el sector privado no va a producir (o no produce suficiente), porque su producción no es lo suficientemente rentable. La decisión sobre qué bienes y servicios incluye esta categoría es, pues, un juicio político. Pero esto deja el problema de cómo medir el valor económico de dichos bienes y juzgar si se están produciendo eficientemente.

La nueva gestión pública está a favor de aflojar las restricciones del modelo tradicional al permitir una mayor creatividad y flexibilidad con el fin de lograr nuevas eficiencias y mejor servicio al cliente. Sería dar a los gerentes de nivel inferior más flexibilidad para utilizar su propia información y juicio para tomar decisiones. Sería estimular a los administradores a tomar riesgos y ser más emprendedores. Y sería lograr la rendición de cuentas mediante la medición en lugar de por los procesos de supervisión. En estados con grandes sectores públicos, anima la privatización de funciones, y en estados con sectores públicos más pequeños fomenta la contratación con organizaciones privadas para la provisión de bienes y servicios públicos.