Brexit es una palabra que parece estar de moda en los últimos días. El día 23 de junio el Reino Unido votó en un referendo para decidir si debía quedarse como nación en la Unión Europea o salir de ella. Reino Unido pertenece a esta comunidad de países desde 1973, a través de la Comunidad Económica Europea. Sin embargo su pertenencia nunca fue completa debido a que, cuando 1985 se establece el espacio Schengen, constituido por 26 países de la comunidad que eligieron una política de fronteras abiertas entre ellas, Gran Bretaña optó por no compartir este espacio. También mantuvieron su propia moneda local, la libra esterlina, como moneda oficial.
La campaña por la salida (Leave) estuvo impulsada por el líder del partido UKIP Nigel Farage, que aboga desde hace tiempo por la salida del Reino Unido de la Comunidad, citando entre las razones la oportunidad para el país de dirigir sus propias políticas económicas y cesar el pago de cuotas a la UE. Según los miembros de este partido buena parte de la economía doméstica se vio afectada por el tratado de libre comercio de la Comunidad, en especial el área de la manufactura, la pesca y algunas industrias alimentarias. Entre las razones para quedarse (Campaña Remain) se citaban el libre tránsito que permitía a la población a vivir y visitar otras partes de Europa sin ningún trámite, los beneficios de seguridad social para las familias británicas, los convenios de cooperación en ciencias y cultura, así como el financiamiento a distintas industrias vitales como la del cine y la televisión. Sin embargo la campaña del Remain no tuvo tanta difusión ya que se dio por sentado que la población votaría por permanecer.
El futuro en estos momentos es incierto y la inestabilidad del mercado no se hizo esperar, al ser la del Reino Unido una de las economías más importantes de Europa. Las consecuencias para América Latina y Ecuador pueden ser decisivas en los próximos años.
El presidente Rafael Correa ya declaró, al conocerse los resultados, que la competitividad de las exportaciones ecuatorianas podría verse afectada debido al uso del dólar como moneda oficial, lo que nos dejaría en desventaja frente a otras naciones competidoras con monedas más débiles.Y es que el dólar y el yen han sido las monedas favorecidas por la crisis. Un euro y una libra más débiles pueden suponer un verdadero problema para nuestro país debido a sus importantes relaciones comerciales con Europa.
En este mismo orden de ideas la salida de Gran Bretaña podría distraer las importantes negociaciones del acuerdo comercial de Ecuador con la Unión Europea, que de no firmarse, podría costarle grandes pérdidas al sector exportador de materias primas y alimentos. Sin embargo la semana pasada el Parlamento Europeo ha ratificado su voluntad de acelerar las negociaciones para que este sea aprobado hasta el 12 de diciembre de 2016, para entrar en vigencia en enero de 2017.
Otro factor muy importante a considerar es la caída del precio del petróleo, fenómeno que ya había afectado a la economía ecuatoriana,sin embargo esto puede deberse a la reacción de pánico de los mercados y aún no es claro si se mantendrá la tendencia a lo largo del año. Una contracción importante de la economía tendría que suceder para que los precios vuelvan a bajar abruptamente, debido al proceso de separación del Reino Unido de la UE. El precio del petróleo intermedio de Texas (WTI), referencial para Ecuador, comenzó el segundo semestre del año con un incremento del 1,37% y cerró ayer en 48,99 dólares el barril.
Ante este escenario general de incertidumbre el Banco Central de Inglaterra declaró a través de su gobernador, Mark Carney, que están dispuestos a intervenir para estabilizar los mercados y que para ello cuentan con la cantidad de 250.000 millones de libras esterlinas.